miércoles, 26 de octubre de 2011

Prefacio


Prefacio

Volar tan alto sin sentir su respiración en la nuca, perder el control del espacio y el tiempo. Tomar su mano fuertemente y saber que nuevamente está presente.

Corrí, Salí huyendo de mi casa todo lo que quería era no volver  a escuchar a mis padres, estaba cansada de que me dijeran qué hacer, que tuvieran cada instante de mi vida planeado. Tomé las llaves del auto y metí una mochila con algunas cosas mías detrás del asiento, espere a que se abriera la cochera y enseguida le puse marcha al auto. ¿A dónde iría? Me importaba muy poco, cualquiera lugar era perfecto con tal de estar fuera, lejos de ahí, lo único que quería era irme, escapar de todo esto.


Un animal paso frente a mí, haciéndome frenar bruscamente <<iiihhh!!!>> sonó el rechinido de las llantas, dejando marcas del incidente; golpe  el volante con furia — ¡La vista en la carretera Lía! — grite para mí misma, me incline en el volante respirando hondo, me incorpore y nuevamente acelere, varios recuerdos vinieron a mi mente, haciendo que se nublara mi vista por las lagrimas que comenzaron a salir, frene nuevamente, no había nada bien conmigo ahora, todo me hacia derrumbar.  Me limpie las lagrimas del rostro, di vuelta en U, en este preciso instante, comprendí que no era ese el camino que quería, no iba ir con los mismos de siempre cuando tenía problemas con mis padres, por primera vez lo arreglaría por mí misma, lo haría sin ayuda de ellos, a mi manera y por mi cuenta.


Lejos de mi casa, lejos de ellos, de los que se supone que son mi familia, los que deberían apoyarme sin duda no darme la espalda, me iría lejos de todas sus mentiras, de sus engaños y manipuladoras frases y acciones.


Detuve el auto en un punto crucial e importante para mí, quería verlo por última vez antes de iré, despedirme de ese lugar que me había visto crecer, que había estado para mí en momentos complicados de mi vida, en el que había pasado momentos bueno, momentos tristes, momentos felices, momentos que recordaría siempre. Si había un lugar especial era ese, y si pudiera hablar, contaría mi historia.


Baje con lentitud, observándolo como nunca, grabando en mi memoria cada imagen y detalle, quería recordarlo por siempre. Me adentré al bosque caminando por el mismo rumbo que ya conocía a la perfección y que con estos años nunca había olvidado, me sentía nuevamente como la niña que fui la primera vez que estuve en este lugar. Lo mire nuevamente esta vez por alguna razón sonreí, parecía estar intacto, solitario, aun se encontraba tal y como lo había dejado la última vez que me encontré aquí, los sopla vientos en la rama del árbol justo debajo de nuestra casa del árbol, en frente aún seguía el columpio de llanta sujetado por una cuerda.


El viento húmedo me soplo el rostro, cerré los ojos disfrutando ese momento, me sentía tranquila nuevamente, se escucho la bella melodía que emitía el sopla viento, abrí nuevamente los ojos habiendo cesado el viento, mire el lugar una vez más y entonces un árbol robo mi atención, camine hasta él. —Aún se encontraba ahí — mi sonrisa se dibujo en el rostro inmediatamente, encerrados en un corazón aun perduraban talladas las iniciales L + I. Extendí mi mano tocando su relieve — Había pasado tanto tiempo, que no habría imaginado que aún siguiera aquí— lo acaricie pasando suavemente mis yemas, sintiendo delicadamente su relieve; mi vista comenzó a nublarse y pronto las lagrimas que ya yacían en mis ojos corrieron por mi rostro. No era llanto de tristeza lo que se venía, era un llanto de felicidad al recordar todo eso.


¿Amelia? — Escuche una voz detrás de mí.


Mi corazón dio un vuelco acelerando mi pulso, suspire hondo, las manos comenzaron a temblarme y poco a poco sentí mi cuerpo estremecerse. Gire lentamente, ahí estaba él, parado en el otro extremo, me lleve las manos al rostro cubriendo mi boca por aquella impresión, dejando caer las llaves al suelo; mis lagrimas corrieron por mi rostro, rodando por mis mejillas, no podía hablar, no podía moverme, no sabía qué hacer.


Amelia — Exclamo nuevamente, sonrío y camino hasta a mí con decisión.


Él seguía siendo el mismo, no había cambiado mucho, su rostro había tomado facciones de hombre, pero sus ojos color ámbar seguían pareciendo el mismo oro liquido y tenían la misma expresión que lo caracterizaba, sus sonrisa era la misma y hermosa, siempre mostrando su perfecta dentadura, su barbilla se había vuelto más pronunciada y su cabello negro se encontraba de una manera peinada despeinada acomodad hacia arriba.


Se paro frente a mi, crei que diría algo, pero no hubo palabra alguna que pronunciaran sus labios. Levanto su mano lentamente llevando la hacia mi rostro, quitando cuidadosamente mis manos de ella, tomo mi mano con su mano y con la otra la llevo a mi mejilla. Respire profundo, conteniendo algunas lagrimas y siendo un nudo en la garganta; tome su mano con fuerza, mordí mi labio inferior con nerviosismo, lo mire directo a los ojos y entonces me avente a sus brazos, lo abrace rodeándolo por el cuello, mis lagrimas brotaban cada vez con mayor intensidad, sentí sus brazos cálidos y fuertes alrededor de mi cintura atrayéndome cada vez más a él, lo abrace con mayor fuerza. —Estaba aquí conmigo, como antes, como si el tiempo no hubiera transcurrido, esta justo como la primera vez, pero esta vez algo era distinto, había algo distinto y no era el hecho de que ya no fuéramos unos niños. —

3 comentarios:

  1. La próxima vez voy a hcer eso, correr sin saber a donde, me gustó la entrada.
    Un beso grande!

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  2. Si suelo hacerlos asi XP gracias por darte un tiempo para leerme. Saludos

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