viernes, 12 de julio de 2013



La mire, ahí estaba, sonriente, bella, radiante. Haberla dejado hace tiempo fue un error, del cual me lamentaría y el cual siempre recordaría. Con solo mirarla ya no me basta, quiero ir hasta ella tomarla entre mis brazos, unir nuestros labios sellando ese pacto de amor que debía ser nuestro desde el principio, sentir sus caricias, tenerla a mi lado y nunca más dejarla ir, pero siempre en esta vida hay una objeción, algo que nos separe de nuestro destino deseado; ella… es una mujer ocupada y quisiera ser el hombre que la hace soñar, que la hace sonreír, el hombre que la hace sentir amada. Quiero que mires como lo miras a él, con amor, deseo, pasión, sé que haré algo terrible este día, pero tengo una buena justificación, no me odies por hacerlo porque lo único que quiero es amarte como lo hice antes, quiero hacerlo con más intensidad esta vez y quiero que me dejes entrar de nuevo. Te sonrío en el instante en me miras y mi mundo se ilumina por ver de nuevo esa sonrisa tuya.



En teoria, este blog lo abrí con la ilusión de hacerlo con novelas, en este momento no estoy segura de lo que realmente sea, creo que se ha convertido en mi espacio personal, por que cada palabra y escrito subido no ha sido para una novela como tal, han sido fragmentos de mi vida recitados de una perspectiva diferente, es lo que fui, lo que quiero ser y lo que no seré; todo ha sido literario o al menos eso me gusta pensar; es como mi escape, dónde puedo decir todo y nada. Eso me agrada bastante y aunque ahora escribo para pocas personas Solo para mi misma. Creo que puede cambiar en algún futuro. Que me leean es como un sueño. 




En fin, eso era todo lo que quería decir, ahora son palabras vacias, pero tengo la esperanza de que alguien lo leera.

jueves, 16 de mayo de 2013

El crimen perfecto


***
Sabe muy bien cómo funciona y es que nadie reemplaza a nadie por más daño que hayan hecho, ni ver nuevos rostros, nuevas sonrisas o nuevas miradas cruzadas sin dirección. Ni subir diferentes escaleras de segundo piso, ni nuevas reglas, nada cambia lo que fue y ahora eso nuevo ha empezado. Que más bien le da miedo, le da ansia de hacer por esta vez las cosas bien, de no dejarse llevar por el corazón sino por la cabeza porque no quiere terminar a un lado de su cama llorando por las noches sin saber cómo arrancarlo del corazón.
Afortunadamente se ha guardado el corazón, no importa dónde ni porque. Este tiempo huele a distancia y a un poco de dolor, aquel que aun sigue en algún recoveco de su pobre corazón. Con miedo en la memoria, gira y recuerda, pero con paso firme marca cada suelo que toca, cada paso que da, haciendo que retumben el piso y es que:
YA NO LASTIMAN CON SUS CRÍMENES PERFECTOS Y ELLA AUN NO HA PERDIDO SU ENCANTO…

Abre los ojos con lentitud y sonríe alegre.
Despierta mirando su alrededor, sola en esa cama de nuevo, aprieta los parpados y oprime las sabanas contra sus pechos recostándose nuevamente en posición fetal; solo quiere recordar cada instante de la noche anterior.
Su respiración agitada cerca de su cuello, el roce de su abdomen con el suyo en  ligera oscilación, sus manos acariciando esa espalda musculosa, sus manos resbalando por el sudor de sus caricias y cada beso que le deja en su piel, cada beso marcado como un tatuaje imborrable y sus carisias delicadas, que pareciera que cada que la toca lo hace con un algodón. Los ojos se le llenan de lagrimas y lentamente en su rostro se muestran pequeñas gotas salinas y calientes resbalando por sus suaves y sonrosadas mejillas. Recuerda sus besos y suspira profundo apretando los dientes y conteniendo ese dolor que siente dentro de ella. Limpia algunas de sus lágrimas y se levanta de la cama cubriéndose el cuerpo con aquella sabana que lleva.
Ahora no tiene ganas de nada, no quiere siquiera caminar, quisiera quedarse dentro de la cama todo el día, pero sabe que no se puede, sabe que tiene todavía una vida delante de eso y no puede dejarse caer cada vez que el destino le juegue una mala pasada, debe dejar sus conflictos emocionales para después y continuar con la vista en alto.
Camina a la ducha, debe bañarse. Abre las llaves poniendo a llenar la tina y camina hasta la grabadora a ambientar con un poco de música «The way you look tonigth » se reproduce, regresa hasta la tina y deja caer la sabana que la envolvía para ahora dejarse envolver con esa agua. Unos días fríos y lluviosos atacaban al clima cálido del que ya no le quedaba ni un pequeño sabor de lo que fue. Parecía cansada de los falsos minutos en su vida, los sentidos se habían hundido en un abismo de oscuridad y ella al filo de la desesperanza se empapo de aquella agua dulce y no salada como la de sus ojos, estaba fría y eso hizo que cada molécula de su cuerpo despertara al compás de cada gota fría. No titiritaba, ahora aguantaba sin piedad aquella fría agua capaz de romperle hasta la más pequeña porción de calor en su cuerpo.  Intenta relajarse y olvidar toda aquella situación dolorosa al ritmo de Frank Sinatra, el único que la ha entendido desde niña. Respira profundo y se hunde en esa tina.
Después de 20 minutos sale de la tina toma una toalla y envuelve su cuerpo alrededor de ella, camina hasta su habitación. « Feel the vibe, feel the terror, feel the pain it’s driving me insane» suena su móvil. Lo toma del tocador y mira en su pantalla «Mar» lo deja nuevamente en el tocador. No quiere contestar ahora, con tan solo escucharla sabría que se encuentra mal y por el momento no quiere dar detalles o explicaciones sobre su estado.
Continúa vistiéndose, camina hasta su armario y escoge un  lindo vestido blanco con un largo hasta arriba de las rodillas, abre su cajón y saca unas medias blancas con ligeros puntos grises decorativos, abre otra puerta y saca los zapatos perfectos, altos de plataforma color beige.
Se mira en el espejo, sin duda se ve bella, mira con detalle cada ángulo de ella, toma su bolso beige y su abrigo color palo de rosa claro, sale de su apartamento, sacas las llaves de su bolso y asegura la puerta.
Camina hasta el ascensor con una ligera sonrisa en el rostro que cualquiera que la viera pensaría que todo está bien con ella, pero son solo apariencias, justo ahora por dentro se siente destrozada y es algo que no debe mostrar, odia mostrarse vulnerable, ella siempre debe verse fuerte, feliz, sin ninguna complicación.
—Buenos días — Saluda cordialmente como todas las mañanas al señor del ascensor
—Buenos días señorita Amelia — Responde con alegría.
Toca el botón de siempre y cierran las puertas frente a ellos, siente como si todo lo malo y bueno de aquella noche quedara encerrado en ese piso, sintiendo un peso menos en este día. Conforme bajan los pisos siente un alivio inmediato, los sentimientos encontrados que antes sentía comienzan a aligerarse. Llegan al nivel de la recepción y sale del ascensor, se siente más libre con una nueva carga que tal vez solo sea por el momento.
— Que tenga un buen día señorita — Se despide aquel viejito sonriente
— Gracias — Le sonríe desde afuera.
Camina hasta la salida, algunos empleados la saludan y alguno que otro novato la admira. Sonriendo ligeramente el trayecto hacia la puerta.
— Señorita Amelia — Le da un ligero toque en el hombro. Para un instante y gira a mirarlo — Aun no ha llegado su taxi — Le mira apenado — Pero puedo pedirle uno ahora mismo, no tardara nada
— No, No se preocupe — Sonríe cordialmente — No lo necesitare esta vez, gracias por avisar
Continúa su  camino a la salida. Suena su móvil, mira la pantalla, su rostro se ilumina con esa sonrisa tan hermosa.
— ¿Hola? — contesta extasiada
— Hola corazón, te hablaba para saber cómo amaneciste
— Un poco triste, pero bien — sonríe más
— Siento haberte dejado anoche, pero tú sabes que yo…
— Si, entiendo — Lo interrumpe. Se siente triste
— No te pongas así — exclama al escuchar su voz quebrada
— Estoy bien, descuida — Respira profundo — Crees que podamos comer junt… — La interrumpe
— No me pidas eso, solo te busco cuando puedo, creí que estábamos consientes de eso — Calla un momento, solo se escucha su respiración — pero tratare ¿Está bien?
— Seguro — Contesta con voz tenue
— Por ahora me voy, te hablo después
— Te amo — exclama en un susurro y se le hace un nudo en la garganta. Jamás escuchara eso, cuelga antes de que ella pueda decirlo.

sábado, 19 de mayo de 2012

La curiosidad mato al gato…




Recién llegado al pueblo, su mirada era fría y su apariencia era misteriosa, miraba a todos los del pueblo, con una sonrisa y mirada intimidadora, pareciera que buscaba algo, pareciera que buscaba a alguien, pero solo había una razón de esas miradas; Saciar su hambre.
Tenía ya a alguien en mente y entonces se cruzo con aquella mirada curiosa, tan solo una chica, una chica que ahora no tendría una vida plena. Ya había escogido la sangre que bebería. La miro de una forma intimidante, de una forma en que la hizo ver que su suerte este día seria diferente, camino aprisa, intimidada y sin mirar de vuelta.
— ¿Que tal hermosa? — susurro sobre su hombro al alcanzar su paso. Lo miro sorprendida, girando para mirarlo de frente.
— Bien — Respondió temerosa. Acaricio su hombro con su dedo en un ligero roce y lentamente, podía sentir su respiración acelerada y su pulso más aprisa. La miro fijo y se imagino el sabor de su sangre.
— Solo bien — La miro fijo ladeando su sonrisa. Asintió en silencio y lo miro de igual manera
— ¿Tú qué tal? — Se apresuro a decir con un tono de voz que mostraba nerviosismo
— Me divertiré ahora— Sonrió  nuevamente de lado, la tomo con fuerza de los hombros recargándola con agresividad sobre la pared, la miro de frente y sonrió antes de acercarse hasta su cuello, sintió el rechazo de ella, sus manos alejarlo por el pecho, el forcejeo de ella y finalmente su suplica.
Estando a escasos centímetros de su cuello, llega su aroma, su esencia, aspira un poco de ella dejándose envolver por esta, cierra los ojos intentando olvidar aquel recuerdo que llego a su memoria, lo abre y se inclina a moverla.
— Por favor no lo hagas — la escucha decir. Y de nuevo esa fragancia lo envuelve, haciendo que los recuerdos no se olviden
— AHH!! — suelta un grito acompañado de un golpe directo a la pared, la mira y afloja su mano lentamente soltando su cuello — Vete! Me oyes VETE! — grita mirándola directo a los ojos — Te irás, caminaras lo más rápido que puedas, sin mirar atrás, no vas a regresar y olvidaras esto — La mira fijo y suelta su cuello alejando su mano de ella.
La mira alejarse, golpea la pared con rabia, furia y toda la fuerza posible. Mira a alguien más acercarse, sonrió de lado, no se quedara sin alimentarse esta noche, ahora no solo será alimento, será de nuevo la diversión de cazar y matar solo por placer.

Gracias.


Hola, tal vez hallan notado que no he publicado mucho sobre esta novela, pero les confesare algo, no he estado muy lista para continuar escribiendo amor, asi que a veces solo escribo pequeños fragmentos o prefacios, y les compartire algunos. Espero les gusten. y puedan leerme, muchas gracias por los que me leen y somos poco, pero espero ir creciendo poco a poco y disfruten de esto. Que de ahora en adelante, seran solo fragmentos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Prefacio


Prefacio

Volar tan alto sin sentir su respiración en la nuca, perder el control del espacio y el tiempo. Tomar su mano fuertemente y saber que nuevamente está presente.

Corrí, Salí huyendo de mi casa todo lo que quería era no volver  a escuchar a mis padres, estaba cansada de que me dijeran qué hacer, que tuvieran cada instante de mi vida planeado. Tomé las llaves del auto y metí una mochila con algunas cosas mías detrás del asiento, espere a que se abriera la cochera y enseguida le puse marcha al auto. ¿A dónde iría? Me importaba muy poco, cualquiera lugar era perfecto con tal de estar fuera, lejos de ahí, lo único que quería era irme, escapar de todo esto.


Un animal paso frente a mí, haciéndome frenar bruscamente <<iiihhh!!!>> sonó el rechinido de las llantas, dejando marcas del incidente; golpe  el volante con furia — ¡La vista en la carretera Lía! — grite para mí misma, me incline en el volante respirando hondo, me incorpore y nuevamente acelere, varios recuerdos vinieron a mi mente, haciendo que se nublara mi vista por las lagrimas que comenzaron a salir, frene nuevamente, no había nada bien conmigo ahora, todo me hacia derrumbar.  Me limpie las lagrimas del rostro, di vuelta en U, en este preciso instante, comprendí que no era ese el camino que quería, no iba ir con los mismos de siempre cuando tenía problemas con mis padres, por primera vez lo arreglaría por mí misma, lo haría sin ayuda de ellos, a mi manera y por mi cuenta.


Lejos de mi casa, lejos de ellos, de los que se supone que son mi familia, los que deberían apoyarme sin duda no darme la espalda, me iría lejos de todas sus mentiras, de sus engaños y manipuladoras frases y acciones.


Detuve el auto en un punto crucial e importante para mí, quería verlo por última vez antes de iré, despedirme de ese lugar que me había visto crecer, que había estado para mí en momentos complicados de mi vida, en el que había pasado momentos bueno, momentos tristes, momentos felices, momentos que recordaría siempre. Si había un lugar especial era ese, y si pudiera hablar, contaría mi historia.


Baje con lentitud, observándolo como nunca, grabando en mi memoria cada imagen y detalle, quería recordarlo por siempre. Me adentré al bosque caminando por el mismo rumbo que ya conocía a la perfección y que con estos años nunca había olvidado, me sentía nuevamente como la niña que fui la primera vez que estuve en este lugar. Lo mire nuevamente esta vez por alguna razón sonreí, parecía estar intacto, solitario, aun se encontraba tal y como lo había dejado la última vez que me encontré aquí, los sopla vientos en la rama del árbol justo debajo de nuestra casa del árbol, en frente aún seguía el columpio de llanta sujetado por una cuerda.


El viento húmedo me soplo el rostro, cerré los ojos disfrutando ese momento, me sentía tranquila nuevamente, se escucho la bella melodía que emitía el sopla viento, abrí nuevamente los ojos habiendo cesado el viento, mire el lugar una vez más y entonces un árbol robo mi atención, camine hasta él. —Aún se encontraba ahí — mi sonrisa se dibujo en el rostro inmediatamente, encerrados en un corazón aun perduraban talladas las iniciales L + I. Extendí mi mano tocando su relieve — Había pasado tanto tiempo, que no habría imaginado que aún siguiera aquí— lo acaricie pasando suavemente mis yemas, sintiendo delicadamente su relieve; mi vista comenzó a nublarse y pronto las lagrimas que ya yacían en mis ojos corrieron por mi rostro. No era llanto de tristeza lo que se venía, era un llanto de felicidad al recordar todo eso.


¿Amelia? — Escuche una voz detrás de mí.


Mi corazón dio un vuelco acelerando mi pulso, suspire hondo, las manos comenzaron a temblarme y poco a poco sentí mi cuerpo estremecerse. Gire lentamente, ahí estaba él, parado en el otro extremo, me lleve las manos al rostro cubriendo mi boca por aquella impresión, dejando caer las llaves al suelo; mis lagrimas corrieron por mi rostro, rodando por mis mejillas, no podía hablar, no podía moverme, no sabía qué hacer.


Amelia — Exclamo nuevamente, sonrío y camino hasta a mí con decisión.


Él seguía siendo el mismo, no había cambiado mucho, su rostro había tomado facciones de hombre, pero sus ojos color ámbar seguían pareciendo el mismo oro liquido y tenían la misma expresión que lo caracterizaba, sus sonrisa era la misma y hermosa, siempre mostrando su perfecta dentadura, su barbilla se había vuelto más pronunciada y su cabello negro se encontraba de una manera peinada despeinada acomodad hacia arriba.


Se paro frente a mi, crei que diría algo, pero no hubo palabra alguna que pronunciaran sus labios. Levanto su mano lentamente llevando la hacia mi rostro, quitando cuidadosamente mis manos de ella, tomo mi mano con su mano y con la otra la llevo a mi mejilla. Respire profundo, conteniendo algunas lagrimas y siendo un nudo en la garganta; tome su mano con fuerza, mordí mi labio inferior con nerviosismo, lo mire directo a los ojos y entonces me avente a sus brazos, lo abrace rodeándolo por el cuello, mis lagrimas brotaban cada vez con mayor intensidad, sentí sus brazos cálidos y fuertes alrededor de mi cintura atrayéndome cada vez más a él, lo abrace con mayor fuerza. —Estaba aquí conmigo, como antes, como si el tiempo no hubiera transcurrido, esta justo como la primera vez, pero esta vez algo era distinto, había algo distinto y no era el hecho de que ya no fuéramos unos niños. —